miércoles, 2 de febrero de 2011

El vacío dentro de nosotros es el precio de la libertad.

El hombre es el único animal que no dirige la Naturaleza completamente. La Naturaleza le permite cometer errores, dejando “un espacio vacío” dentro de él, dándole la libertad para que entre al mundo espiritual “de la nada”, desde un estado de negación.

Si estuviéramos completamente dirigidos por la Naturaleza, no tendríamos preguntas. Todo habría estado determinado desde el principio. Pero precisamente porque nos han dejado un cierto grado de libertad, eso nos hace aspirar a sentir el principio del deseo espiritual (Kli), que es opuesto a nosotros.

Si nuestra naturaleza egoísta nos controlara totalmente, no podríamos sentir la naturaleza del otorgamiento. Pero, puesto que el control del egoísmo sobre nosotros nos deja este espacio vacío, al sentirlo y no entenderme a mismo, entonces en ese mismo momento empiezo a sentir el principio de la naturaleza altruista y a entrar en ella como un “algo de la nada”.

(Extracto de la lección sobre la Introducción a la ciencia de la Cabalá, correspondiente al 2 de noviembre 2009)

M. Laitman.

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