jueves, 7 de abril de 2011

COMO ME CORRIJO A MI MISMO?

Tengo 613 deseos y en total mi deseo actúa sólo por su propio bien. Esta es la situación en un principio. Entonces comienzo a separarme de ello “pieza por pieza”, comenzando con los deseos más fáciles y progresando hasta los más difíciles.

Así me corrijo a mí mismo, paso a paso, y en lugar de una parte del deseo egoísta, adquiero el deseo de otorgar. Mientras tanto, en el resto de mis deseos aun permanezco en la intención “por mi propio bien”. Así es como corrijo partes de mí.

Sin embargo, hay una condición: si he corregido al menos uno de mis deseos por el bien del otorgamiento, entonces el resto ya no pueden permanecer en la intención egoísta. Por eso tienen que someterse a restricción.

Tengo una gran vasija y al principio está dirigida completamente al beneficio propio. Primero que nada hago una restricción y sólo entonces soy capaz de transformar el primer deseo, el más pequeño hacia el otorgamiento a otros.

Así, tengo un gran deseo. Hago una restricción sobre este y entonces corto la más delgada capa de mí mismo. A partir de esa pieza, soy capaz de llevar a cabo el otorgamiento. Mientras tanto, una restricción reina sobre todos los otros deseos. Después corto la segunda capa, después la tercera, y así es como corrijo una tras otra.

No pueden existir dos deseos en una persona: uno dirigido hacia sí mismo y uno dirigido al otorgamiento. Después de todo, son opuestos. Para ser capaz de adquirir incluso el deseo más pequeño por el otorgamiento, todos los otros deseos tienen que ser restringidos.

(39945 – De la Lección 5, Convención WE! del 4/1/11)

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